Para los que la meditación es una práctica casi imposible, existen otros caminos naturales para lograr la calma. Los Baños de Bosque, o Shinrin Yoku son un ejemplo de esto.

La meditación o el mindfulness es una práctica con grandes beneficios para cultivar el autoconocimiento, la regulación emocional y el control de malestares emocionales y físicos diversos, en especial la depresión y ansiedad, que son tan comunes en nuestra sociedad actual. Sin embargo la práctica de la meditación es muy difícil de llevar a cabo para muchos. En mi consultorio me encuentro continuamente con personas que ya tienen una tendencia a la ansiedad muy desarrollada y que experimentan una sensación de fracaso al intentar meditar o respirar de forma integral, y no conseguirlo. También otros que comentan que no se sienten cómodos en su propio cuerpo al intentar conectar con la respiración y la quietud.
La buena noticia es que la meditación -en posición de loto y en una habitación con absoluto silencio- no es la única manera para conseguir un estado alto de bienestar, relajación y calma, igual al que consigues con unos minutos de meditar. La otra vía es la naturaleza.
Pero ¿qué tipo de contacto con la naturaleza es el que puede lograr los mismos efectos que la meditación? ¿qué es un buen contacto? Y en esto se encuentra parte de la clave de la importancia de prácticas como el yoga o la meditación. El “buen contacto” por llamarlo de alguna manera, o el “contacto pleno”, es un encuentro que permite la consciencia de la experiencia misma. Cuando tomas contacto con tus emociones es porque estás teniendo un momento para sentirlas, para experienciarlas, y luego sí interpretarlas. El contacto pleno necesita por esto de la experiencia sensorial y de la consciencia de dicha experiencia. Cuando hablamos de que estas prácticas (yoga, meditación) son importantes para el bienestar psicoemocional del ser humano, es porque son prácticas que le permiten a la persona una experiencia de toma de contacto consigo misma. Focalizan su atención en la respiración, en el cuerpo, en las sensaciones, y por esto invitan al silencio, a la introspección, a la quietud o al movimiento consciente.
Pues bien, el contacto con nosotros mismos es la vía salvadora para encontrar bienestar en todos los niveles (físico, emocional, psicológico, social), es la piedra angular de la Inteligencia Emocional, tal como lo explica Daniel Goleman, quien además señala que: “La autoconsciencia se refiere a la capacidad para monitorear nuestro mundo interno -nuestros pensamientos y sentimientos-. El mindfulness es un método para ampliar esta capacidad esencial -entrena nuestra atención para notar las señales sutiles pero importantes, y para ver cómo devienen nuestros pensamientos en vez de solo barrerlos lejos de la consciencia”. La cualidad del mindfulness es que invita a la autoobservación con dos caracteristicas esenciales: ecuanimidad y no juicio.
Esto me lleva a un punto que me parece muy importante. No cualquier contacto con la naturaleza es un contacto pleno, o transformador. La clave estaría en ese “entrenar nuestra atención para notar las señales sutiles pero importantes” que dice Goleman. ¿Por qué? Es lo mismo que cuando las personas encuentran benéfica la psicoterapia, esto sucede porque el terapeuta está ahí para mostrarles, o ayudarles a cuestionarse, las señales sutiles pero importantes de sus propias experiencias sensoriales, emocionales, cognitivas y relacionales. En las personas que se sienten enganchadas positivamente al proceso de terapia, se observa una creciente capacidad de introspección y autoconocimiento. Empiezan a tomar consciencia plena de sí mismos. Así que entrar en contacto pleno con la naturaleza implica esta toma de consciencia del mundo natural que me rodea, a la vez que de mis propias sensaciones en relación a ese mundo natural.
Y esto se logra muy bien por medio de una práctica -Shinrin Yoku o Baños de Bosque-, que viene siendo desarrollada desde Japón y se está esparciendo por el mundo, con amplias investigaciones sobre los efectos saludables del contacto natural para:
- Mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico.
- Aumentar la relajación y reducir el estrés.
- Restauración de la fatiga cognitiva.
- Mejorar el estado de ánimo y reducir la depresión.
- Mejorar la vitalidad y los niveles de energía.
- Reducir la presión arterial.
- Aumentar las células NK (asesinas naturales).
- Disminuir los niveles de rumiación y ansiedad.
- Ayudar a dormir.
- Mejorar la salud cardiovascular.
La toma de contacto que promueve el Shinrin Yoku (o Baños de Bosque) invita entonces al silencio de la persona que ingresa en un escenario natural, para empezar a tomar consciencia de los sonidos, los olores, los sabores, texturas, luces, sombras, aire, seres que existen ahí. Pero no solo eso, la experiencia debe invitar (y esta es la fabulosa labor del guía de las caminatas de Baños de Bosque o de sesiones de Terapia de Bosque), a manejar tu cuerpo en ese espacio de una manera en que entre en mayor quietud, y hagas consciencia de tu placer corporal en contacto con elementos del bosque.
Si lo piensan bien, el ser humano lleva muy poco tiempo -dentro de todo el rango temporal de su proceso evolutivo-, viviendo alejado de la naturaleza. Y creo que no necesito extenderme en este artículo sobre los efectos tan nocivos para la humanidad de haber sufrido tal distanciamiento. Nuestra casa originaria es el mundo natural, los sonidos a los que nuestro oído humano más estuvo acostumbrado son los de la naturaleza. Por miles y miles de años el ser humano vivía en sincronía con los tiempos naturales, se levantaba y dormía al salir y caer el sol, se alimentaba de lo orgánico y natural. Y si bien sufría de retos que lo ponían en situaciones de estrés, su mundo aún no tenía esta organización ansiógena que presenta el mundo actual, en donde vivimos en un perpetuo estrés crónico rodeados de luz artificial, aire acondicionado, cemento, aparatos que interrumpen nuestro sueño, sonidos que contaminan, comida procesada, etc.
Al tomar contacto pleno con la naturaleza, e invitarte a quedarte en el placer que en ese contacto vas a encontrar, a recorrer el espacio del bosque en lentitud, tu respiración y tu sistema nervioso va a empezar a regularse de una manera en donde finalmente la autoconsciencia, esa “capacidad para monitorear nuestro mundo interno -pensamientos y sentimientos-” se incrementará de forma natural dentro un escenario que te proporcionará seguridad y calma. Dejarás de sentirte como encerrado en un ascensor intoxicado, para respirar bajo el cobijo de un árbol, y sentirte y pensarte con un sistema nervioso restaurado. ¿Qué vendrá después? seguro tomarás acción sobre lo que desees en tu vida con más claridad mental.
Así que si no eres de los fans de la meditación, pues no importa, disponte a entrar en contacto contigo entrando en contacto con el bosque, con el escenario natural cercano, conviértelo en un hábito, que poco a poco te descubrirás en una calma que te parecía lejana.
Por Emma Sánchez (Ms. Psicología Clínica — @esmindful | @lluviadebosque )
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